Enseñemos a Nuestros Hijos a Sufrir Bien
Algo de lo que me he dado cuenta en esta época es que muy pocas madres enseñan a sus hijos a sufrir bien. Cada vez más, los niños y jóvenes son menos tolerantes al sufrimiento.
Es común en estos tiempos escuchar a casi todas las madres decir «no quiero que mis hijos sufran» o «haré hasta lo imposible para que no pasen por eso». Y mientras es verdad que debemos de luchar por el bienestar de ellos hasta donde nos sea posible, debemos recordar que el sufriemiento es parte inevitable de la vida, y una herramienta que Dios utiliza para santificarnos:
«Y no solo en esto, sino también (nos gloriamos) en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza». Rom.5:3-4
Partiendo de esa realidad, entiendo que en vez de enfocarnos tanto en evitarles el sufrimiento a nuestros hijos, debemos pedir sabiduría y fortaleza a Dios. Que Él nos muestre Su Voluntad en medio de las situaciones dificiles, y que seamos madres que busquemos señalar la soberanía y las misericordias de Dios a nuestro hijos.
No permitamos que el sufrimiento de ellos sea desperdiciado. Enseñemosle a como sufrir bien.
Sé que suena como locura y contraproducente, pero en medio de una cultura que dice a gritos que lo único que merecemos es ser feliz, como seguidores de Cristo sabemos que el único ser humano que no merecía sufrimiento en este mundo estuvo dispuesto a sufrir más que todos por el gozo venidero:
«Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, él cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.» Heb. 12:2,3
Te invito hoy a ser una madre valiente que confíe en el Dios y Padre de tus hijos.
Acerca de la autora: Anyeline es la madre de uno, amante de Jesus, y disfruta una buena taza de cafe. Es originalmente de la Republica Dominicana, pero ahora es una orgullosa ciudadana Americana. Si visitan nuestra iglesia, la encontraran enseñando nuestra clase de jovenes adultas o ayudando en el misnisterio de niños. Ella siempre tiene una sonrisa y un saludo calido para amigos y extraños tambien.